miércoles, abril 30, 2008

Eternidad a lo efímero. momentos escriturables.

1

Despertar frente el incendio. El vecino de a lado es una maestro jubilado con afición por los sabores etílicos, tiene dos perros de esos tiernos pelo chinos uno se llama “Chavo” y el otro “Peluche”, entre otras cosas compra disciplinadamente la revista proceso cada lunes, solía invitarme una copita de whisky o de crema traída del famoso café el Jarocho desde Veracruz, la anécdota de cuando conoció a Juan Rulfo entre otras historias de nuestros tiempos tic tac que no paran.

2

Después de sobrevivir a cada desastre, siento que mi autohumor se ve incrementado, mi romance con la vida pronostica un mayor alcance cósmico, sin nada, por nada creo vivir los instantes más allá de los condicionamientos y estigmas que generan un tipo de marginación o por decirlo de otra manera como tenerle miedo al que miedo no tiene, como que el que no debe nada no teme nada.

3

Susceptibilidad. El milagro de la ciencia y su materialismo histórico en un email materializado. Un email llega de China a Oaxaca en un segundo. Susceptible propaganda oh pobre Hitler emo. El yo menor o el yo mayor con agua mera agua corriendo del río heraclitiano como saberlo acariciar el clitorisismo propio de la dialéctica comprendida en el agua va y viene. El rechazo total del eminente matemático y físico maestro a la ideología y a la religión. Miro caer un aguacero y medito la insignificancia de mi pretensión, coloco un peso en el dispensador de chicles y aparentarme olvidarme de todo.

4

La escritura descriturable. La escritura del mañana bajo códigos transformativos de la lingüística progresiva. El arrojo escritural de una locura que se desinventa por medio de abracadabras que surgen improvisados ante el amor en flecha de querubín ciego sintiéndolo sin querer. No quisiera morirme sin tener algo de ti a ti.

5

La escritura es desdibujarte desde tu fónema geopolítico.

6

La escritura es un pecado de registro científico. La infinita discusión de mi corazón sobre los incendios mientras acribille a mis neuronas aquella vez que la biblioteca de Alejandría ardió.


7

Escribir algo innecesario para la necesidad natural de lo bruto. Pulir mi vida de la culpa de vivir. Desvivirme de vida mostrarle a los demás juegos inusuales para acentuar la vida de la mismidad de un nosotros que pulula en ese antiguo saber que aguarda un Xibalbá para cada quien. Ven acá y dime limitante navegante que mi escritura es un vómito de mi viaje, aguas wey con la finta de la víbora que se muerde su cola.

8

Escritúrable vida: siempre hay algo necesitado de ser nombrado. El creacionismo creado por el poeta chileno Vicente Huidobro me nombro desde aquél entonces donde los pájaros cantaban y nací del vientre de mi madre por concepción sexual en Casas Grandes. Llamar a cantos, llamar por nombres los incendios que somos y nos dejan siendo polvo enamorado andando el caminar que fuimos que somos en lo invisible.

9

Escribir con los pies es caminar trazarse en el horizonte y descubrir el panorama del wey que salio de la caverna y se asombro con el ir un más allá de eso que llaman fronteras y laceran el horizonte, oh canallas dejen el horizonte en paz, canallas saben que van a morir.

10

Escibir catarsis ciegamente. Escribir catarsis saudade. Escribir catarsis solamente y llorar después de escribir la escritura. Escribirme sin concentimiento divino escribirlo mañana bajo la fe de una ajena esperanza que se hace propia.

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