

He crecido deseando perder el miedo a vivir.
¿Ha sido el miedo un aliado para mi sobrevivencia?
Pero al ir perdiendo miedo al miedo he empezado a vivir.
No es lo mismo sobrevivir que vivir.
Y el valor vivífica un serse estimulado, inspirado y creador.
Sin embargo uno continúa viviendo con memorias a corto o largo plazo.
Con olvidos insusitados que nos hacen perder el raite on the road.
Dicernir con respeto la diferencia, convivir con el común denominador que la vida otorga.
Generar un creacionismo de poéticas intrapersonales e intersubjetivas para una mejor convivencia.
Gozo cuando los celos se difuminan ante un placer de sentir
en el intelecto una emoción jamás sentida.
En lo que aprendo algo, olvido otro tanto.
Una voluntad pacífica de amar es casi imposible ante el excesivo consumo de locura.
Una magia de lúcida brillantes que sólo puede verse con el corazón, se sucita cuando se da amor sin temor.
Y me atrevo a manifestar que: Uno accesa a la conciencia del amor en la medida en que uno aprende del miedo su razón, como para liberarse de la herencia del temor.