Amor entre fintas

Es demencial despertar diariamente y comprobar alguna novedad conceptual del amor proporcionado por el reciente soñar. Cómo si fuera a prueba a mi humanidad-mortal ante tal divinidad que suelen ser la filia, el ágape y el eros. Cuanta conciencia predisponer ante la inocencia con que se experimenta el amor. La palabra es muerte y entonces ¿cómo apalabrar al amor que como energía invisible mueve al mundo?. Experimentar un amor y percatarse que es una finta, es decir, lo que es no lo era, lo que fue ya se fue, lo que parecía ser se denegó…oh quizás lo más cruento de ser pasar por la vida. Nezahualcóyotl avisaba en sus versos: “que tu corazón se enderece: aquí nadie vivirá para siempre”. Descubrí que en los deportes que practiqué desde la infancia hasta mi adolescencia, siempre se me enseño a fintar, para desviar al contrincante y ejecutar el objetivo deportivo. Se fintea para darle cause a un amor. El sport love de hoy necesita hacerle fintas a los celos. Conciencia y corazón para enfrentar diariamente constantemente de instantes permanentes la ambigüedad con la que se maneja el amor en nuestros tiempos. Que no te engañes ni te engañen, el amor y la verdad tarde o temprano se revela, se rebelan. La simulación sobre la realidad que te margina. Te imaginas la realidad bajo el asombro que te proporciona bajo las fauces del amor. Un amor permanente untado en los ojos con que lo miras todo. Fintando los celos siendo los celos una responsabilidad y mero problema personal. Te aligeras el corazón en medida como lo endereces: enderezar como la valentía, erguido sin lastimar la voluntad que armoniza el cosmos. Sólo de paso estoy. Y a veces es preferible pedir perdón que permiso, me gusta el amor con licencia poética, por ejemplo, el confort freak de inusitados momentos que corresponden a la coincidencia. Y es un amor de amores saber que al ego se le fintea para el asombro en común. Y uno sin dejarlo de serlo en el let it be, la felicidad renace en cada come together. Un amor desatado previo al infinito.